Lugar de nacimiento La Vega, en el Centro del Cibao. En Higuey, municipio cabecera de la provincia La Altagracia en la region Este del país, cursé estudios hasta el nivel intermedio de Educación en la escuela Hermanos Trejo y el Liceo Geraldo Jansen. En 1972 cursé estudios secundarios en el Liceo Padre Fantino, en el municipio de Fantino, de la provincia Sanchez Ramírez. Concluí en el Liceo Don Pepe Alvarez, del municipio de La Vega. Graduada en Licenciada en Comunicación Social. Inicié en el noticiario de Radio HIN, que estaba ubicado en el edificio de Rahintel, la planta televisora que operaba en el canal 7, luego pasé al vespertino La Noticia hasta el 1992. Entonces, trabajé en la Voz del Trópico, El periódico El Caribe, El Siglo, El canal 21 y en Cadena de Noticias (CDN).
Actualmente laboro en el Centro de Información Gubernamental.
Correo electrónico:purablanco57@gmail.com
Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares. Hablar con García Márquez y Mercedes siempre que venían a Cuba —y era más de una vez al año— se convertía en una receta contra las fuertes tensiones en que de forma inconsciente, pero constante, vivía un dirigente revolucionario cubano. En la propia Colombia, con motivo de la IV Cumbre Iberoamericana, los anfitriones organizaron un paseo en coche por el recinto amurallado de Cartagena, una especie de Habana Vieja, reliquia histórica protegida. Los compañeros de la Seguridad cubana me habían dicho que no era conveniente participar en el paseo programado. Pensé que se trataba de una preocupación excesiva, ya que por demasiada compartimentación los que me informaron desconocían datos concretos. Yo siempre respeté su profesionalidad y cooperé con ellos. Llamé al Gabo, que estaba cerca, y le dije bromeando: “¡Monta con nosotros en este coche para que no nos disparen!” Así lo hizo. A Mercedes, que quedó en el punto de partida, le añadí en el mismo tono: “Vas a ser la viuda más joven.” ¡No lo olvida! El caballo partió renqueando con su pesada carga. Los cascos resbalaban en el pavimento. Después supe que ocurrió allí lo mismo que cuando en Santiago de Chile una cámara de televisión que contenía un arma automática apuntó hacia mí en una entrevista de prensa, y el mercenario que la operaba no se atrevió a disparar. En Cartagena estaban con fusiles telescópicos y armas automáticas emboscados en un punto del recinto amurallado, y otra vez temblaron los que debían apretar el gatillo. El pretexto fue que la cabeza del Gabo se interponía obstruyendo la visión. Ayer, durante nuestra conversación, rememoré y les pregunté a él y a Mercedes —campeona olímpica de los datos— sobre multitud de temas vividos dentro y fuera de Cuba en que estuvimos presentes. La Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, creada por Cuba y presidida por García Márquez, ubicada en la antigua quinta Santa Bárbara —histórica por lo positivo y negativo de sus antecedentes en el primer tercio del pasado siglo—, y la Escuela del Nuevo Cine Latinoamericano que dirige esa Fundación, y está ubicada en las proximidades de San Antonio de los Baños, ocuparon un espacio de nuestro encuentro. Birri, con su larga barba negra, hoy tan blanca como la nieve, y otros muchos personajes cubanos y extranjeros, pasaron por nuestro recuento. Gabo a mis ojos ganó respeto y admiración por su capacidad para organizar la escuela de forma meticulosa y sin olvidar un solo detalle. Yo lo había supuesto, por prejuicio, un intelectual lleno de maravillosa fantasía; ignoraba cuánto realismo había en su mente. Decenas de acontecimientos dentro y fuera de Cuba, en que ambos estuvimos presentes, fueron mencionados. ¡Como pasan cosas en decenas de años! Dos horas para conversar, como es de suponer, no alcanzaron. La reunión había comenzado a las 11:35 a.m. Los invité a almorzar, algo que nunca hice con visitante alguno durante estos casi dos años, pues no lo había pensado nunca. Comprendí que yo estaba realmente de vacaciones y se lo dije. Improvisé. Pude resolver. Ellos almorzaron lo suyo, y por mi parte cumplí la dieta disciplinadamente, sin salirme un ápice, no para añadir años a la vida, sino productividad a las horas. Apenas llegaron, me habían entregado un pequeño y agradable obsequio envuelto en papel de atractivos y vivos colores. Contenía pequeños volúmenes un poco mayores pero menos alargados que una tarjeta postal. Cada uno tenía entre 40 y 60 páginas, en letra pequeñita pero legible. Son los discursos pronunciados en Estocolmo, capital de Suecia, por cinco Premios Nobel de Literatura de los otorgados en los últimos 60 años. “Para que tengas material de lectura” —me dijo Mercedes al entregármelo. Les pedí más datos sobre el regalo antes de que ambos se marcharan a las cinco de la tarde. “He pasado las horas más agradables desde que enfermé hace casi dos años” —les dije sin vacilar. Es lo que sentí. “Habrá otras”, ―respondió el Gabo. Pero no cesaba mi curiosidad. Mientras caminaba, un rato después, le pedí a un compañero traer el obsequio. Consciente del ritmo con que ha cambiado el mundo en las últimas décadas, me preguntaba: ¿qué pensaron algunos de aquellos brillantes escritores que vivieron antes de esta época turbulenta e incierta de la humanidad? Los cinco Premios Nobel seleccionados en la pequeña colección de discursos que ojalá puedan leer un día nuestros compatriotas, por orden cronológico, fueron: William Faulkner (1949) Pablo Neruda (1971) Gabriel García Márquez (1982) John Maxwell Coetzee (2003) Doris Lessing (2007) A Gabo no le gustaba pronunciar discursos. Se pasó meses buscando datos —recuerdo—, angustiado por las palabras que debía pronunciar para recibir el Premio. Lo mismo le ocurrió con el breve discurso que debía dirigir en la cena que le ofrecieron después del Premio. Si ese hubiera sido su oficio, es seguro que Gabo habría muerto de infarto. No debe olvidarse que el Nobel se otorga en la capital de un país que no ha sufrido los estragos de una guerra en más de 150 años, regido por una monarquía constitucional y gobernado por un partido socialdemócrata donde un hombre tan noble como Olof Palme fue asesinado por su espíritu solidario con los países pobres del mundo. No era fácil la misión a cumplir por Gabo. Nada sospechosa de procomunista, la institución sueca asignó el Premio Nobel a William Faulkner, un inspirado y rebelde escritor norteamericano; a Pablo Neruda, militante del Partido Comunista, quien lo recibe en días gloriosos de Salvador Allende, cuando el fascismo intentaba apoderarse de Chile, y a Gabriel García Márquez, genial y prestigiosa pluma de nuestra época. No es necesario decir cómo pensaba el Gabo. Basta transcribir simplemente los párrafos finales de su discurso, una joya de la prosa, al recibir el Premio Nobel el 10 de diciembre de 1982, mientras Cuba, digna y heroica, resistía el bloqueo yanqui. “Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: ‘Me niego a admitir el fin del hombre’” —afirmó. “No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria.“Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra
La Misión de la ONU para la Estabilización en Haití informó que está trabajando con las autoridades haitianas para ayudar a los damnificados por la tormenta tropical Gustav.El fenómeno provocó fuertes vientos, lluvias torrenciales e inundaciones en el sur del país, y causó muertos y heridos por lo que evacuan a miles de personas en botes y camiones. También trabajan con la policía para evaluar los daños y el acceso a caminos y puentes en las regiones más afectadas, dijo la misión de la ONU en Haití.
Gabriel García Marquez, advierte sobre facilismo periodistico
Es raro encontrar notas o reportajes que sean "auténticas joyas", se lamentó el Nobel de Literatura en un seminario en México sobre la búsqueda de la calidad periodística. "El periodismo es una vaina que uno lleva por dentro", explicó el escritor antes de su ponencia. El autor de 'Cien años de soledad' y de 'El amor en los tiempos de cólera', en un espacio para conversar con los medios antes del encuentro, lamentó que el periodismo actual se hace de prisa, por lo que los periodistas no pueden pensar mejor lo que escriben.Dijo que el periodismo lo lleva en el alma y que "es el oficio más bello", y que contra eso "no hay nada que hacer"."No hay mejor oficio en el mundo que éste, pero ya a mi edad me aburre mucho", afirmó el Premio Nobel de Literatura.Explicó que debido a esa necesidad diariamente lee varios periódicos, por lo que "cada mañana son un desastre".García Márquez señaló que su impresión es que los medios no le dan tiempo suficiente a sus periodistas y que se da cuenta de que a los reporteros "no les dieron tiempo, que cerraron a las seis, cuando debieron cerrar a las nueve" de la noche.Explicó que pasa mucho tiempo en el teléfono peleando con los jefes de la redacción de algunos medios porque no les dan lapsos suficientes para escribir a los reporteros."Cuando uno está apurado no tiene tiempo de pensar, y al otro día uno dice mejor hubiera dicho esto, pero uno a veces así aprende", indicó.No obstante, admitió que ahora los periódicos deben competir con la radio y la televisión, pero que la escritura tiene una gran ventaja sobre los medios electrónicos."Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos son máquinas", subrayó el literato colombiano.García Márquez, representante del denominado 'realismo mágico', destacó que encuentra muy pocos reportajes o notas que pueden ser consideradas "joyas", pero que cuando las encuentra piensa: "¿Quién será este tipo?"."Siempre ha sucedido así, pero antes había la ventaja de que el periódico era más difícil de hacer y las máquinas nunca funcionaban bien y daban tiempo para pensar un poquito", afirmó el autor de más de dos decenas de obras literarias."Esa era la vida de los periodistas de antes, entonces sufríamos tanto que nos teníamos que emborrachar todas las noches", añadió García Márquez.Aseguró que ese "ciclo ya se cerró" y actualmente los periodistas ya no tienen tiempo para redactar, por lo que mejor se dedicó a escribir libros."Duré diez años escribiendo un libro", añadió, y acto seguido soltó una carcajada."Ahora estoy terminado un libro. Siempre empiezo a escribir un libro, lo voy escribiendo y cuando termino voy haciendo las correcciones", contó.En respuesta a la pregunta de qué tema abordará en su última novela, dijo "La última jamás", pero "si lo supiera ya la tendría escrita", sentenció."El día que conozca cómo se van a llamar mis novelas dejaré de preocuparme", concluyó Gabriel García Márquez.
Plantilla creada porlaeulaliabasada en la minima de blogger.
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